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La Cueva Del Rey Alfredo

La Cueva Del Rey Alfredo


La Cueva Del Rey Alfredo - Extracto del libro

Capitulo 1

York, Reino Unido, abril 2019

Jake Conley estaba irritado. Por mucho que lo intentaba el no podía dejar darle vueltas en su cabeza, como un carrusel, a los hirientes comentarios de su novia. Por lo que respecta a su auto cumplidas observaciones, Livie- Olivia para sus padres era una experta. Ella le había etiquetado de excéntrico, siempre con la cabeza puesta en algún siglo lejano, y le acusaba de no escuchar ni una palabra de lo que ella decía. Si no hubiera salido hecho una furia de su piso y estado a tantas calles de distancia, ella le hubiera leído la cartilla. El caminaba hacia ninguna parte sin ser consciente de lo que le rodeaba, solo andaba a grandes zancadas para aliviar su mal humor… y para pensar en la edad media. El estaba descuidando la relación que había entre ellos dos. Lo único que quería era dar cuerpo a una novela que tenía en mente. Su mayor deseo era conseguir reconocimiento internacional como autor. Eso era lo que Livie no podía comprender, su necesidad de poder ordenar sus pensamientos para crear su obra maestra. Ella también era creativa, pero su pasión por el teatro era menos reflexiva, más espontanea.

¿Obra maestra? Eso es, su ambición era escribir un best seller de novela histórica. Quizás ella le comprendiera mejor si gracias a sus habilidades y con un poco de suerte, la novela era llevada al cine y la película tenía mucho éxito, dándole mucho dinero por los derechos de autor. El no estaba pensando en nada de eso cuando ocurrió el accidente. Más bien como el siempre solía hacer, Jake estaba dándole vueltas a si el protagonista principal de su novela debía de ser un campesino sajón libre o un noble y estaba sopesando los pros y los contras de cada uno. Si la cabeza de Jack Conley no estaba en el siglo veintiuno, ¿que podría decirse del conductor del Jeep? El estaba perdido en sus pensamientos, no vio ni la señal de STOP en la intersección ni a Jake, que estaba cruzando la carretera sin mirar en ninguna dirección.

Cuando el se recobró del coma siete semanas después, el ya no era un excéntrico si no directamente un bicho raro. La primera cara que pudo ver que estaba borrosa, era la de Livie, que tenía la tez como el chocolate con leche y los ojos negros y cuyas vigilias al lado de su cama se habían ganado la admiración de todo el personal de enfermería.

“Oh, Jake, gracias a Dios, ¡estas despierto! Será mejor que llame al medico”

“¿Livie? ¿eres tu? ¿donde estoy?”

“Estas en el hospital amor mío. Has tenido un fuerte accidente”

“¿Me has dado una paliza, Livie?”

A ella le dio la risa nerviosa. ¿Le había oído bien? ¿estaba el simplemente provocándola?, ¿gastándole una broma?

“No seas tonto, te atropelló un camión en la esquina de Percy Lane con Walmgate. El conductor dice que no te vio, pero ¿Cómo puede ser eso posible? La policía quiere hablar contigo; han estado aquí cuatro o cinco veces, pero llevas inconsciente casi dos meses.

“¡Dos meses! ¿Y como estoy?

Mientras hablaba el se quejó de un dolor en las costillas.

Preocupada, Livie abandonó su asiento y fue a buscar una enfermera. Ella volvió unos pasos detrás de una enfermera que llevaba puesto un uniforme azul oscuro con los bordes blancos.

“¿Cómo se encuentra, señor Conley? Le dijo sonriéndole.

Me encuentro fatal, y puede llamarme Jack.

“Bueno, Jake los doctores has descartado que haya sufrido daños cerebrales. Le hicimos un Tac y salió bien dado lo aparatoso del accidente. Usted estaba muy confuso, pero teniéndolo todo en cuenta, ha tenido usted mucha suerte.

¿Suerte, yo? Tienen usted una extraña definición para ese termino.”

Livie, mostró su desaprobación, “Jake no seas desagradable. La enfermera esta cuidando de ti muy bien.

“Seré todo lo desagradable que me de la puta gana, gracias, señorita. Es por tu puta culpa que estoy aquí.”

El gruñó y cerró los ojos. “¡No puedo aguantar mas este dolor en el costado!”

“¿Qué quieres decir con que es mi culpa?” El tono de Livie estaba haciéndose mas virulento.

“Mejor será seguirle la corriente, el caballero esta todavía confuso”, susurró la enfermera.

“¡Hacedme un favor, largaros de aquí las dos! Intentó chillar Jack, pero le dolían las costillas rotas por el esfuerzo. “O por lo menos darme algo para aliviar el dolor”

La experimentada enfermera cogió a la triste novia de Jack del brazo y la guio hasta el pasillo.

“Es por el golpe que se ha llevado el pobre hombre en la cabeza”, dijo ella a modo de explicación, esperando calmar los nervios de la muchacha. “Vamos, ven conmigo e iremos a buscar el calmante que necesita. Traeré al doctor para que le visite más tarde. Deberías de estar feliz de que haya recuperado la consciencia.”

“Oh, lo estoy”

O eso pensaba ella, hasta que volvió a su habitación privada y encontró a Jack mirando la ventana boquiabierto.

“¿Quién es ese? Dijo el, señalando al aire.

“¿Quién? ¿Dónde? No hay nadie aquí dentro excepto nosotros mismos”

“No seas estúpida, Liv. Mira, el te está saludando con la mano.”

“¿Quién, Jake? Aquí no hay nadie, ya te lo he dicho.”

“El viejales. Mira, le faltan tres dedos de la mano derecha.”

Lili empalideció y se puso la mano en el cuello. Su abuelo había muerto hacia cuatro años, a la edad de noventa y cuatro años y Jake no lo sabía. Ella solo llevaba saliendo dos años con el. ¿Cómo podía el entonces conocer a su abuelo el que había perdido tres dedos durante la segunda guerra mundial?

“Esta sonriéndote. ¿Por qué lo ignoras?”

Menos mal que justo ene ese momento entró un doctor y la salvó de los desvaríos de Jake.

“Buenas tardes señor Conley, ¿como se encuentra? “El doctor cogió un grafico del pie de la cama y pasó, ojeando un par de paginas. “Mmmm, parece que todo va bien. Pronto estará de nuevo al pie del cañón”

“Ostia puta, Soy pacifista doctor”.

“¿Desde cuando? Ignore sus malos modales doctor, el ha estado actuando de manera muy extraña desde que volvió en sí”.

“¡Y una mierda, eso es mentira! ¿Por qué no te vas casa cagando leches? Aquí no me haces falta.

“¿Ve lo que quiero decir, doctor? El nunca me hablaba de esa manera.”

El doctor alto y delgado de aspecto distinguido con la piel envejecida de un fumador empedernido, se giró hacia ella.

“Perdóneme señora, tengo que examinar a mi paciente. ¿Sería tan amable de esperar afuera?

Ya a solas el alumbro los ojos de Jake con una pequeña linterna y usó su estetoscopio antes de pedirle a Jake que tosiera.

“¡Como duele, maldita sea!”

“Por supuesto que le duele. Usted tiene dos costillas rotas, pero siendo sinceros, ha tenido usted mucha suerte. Tenía unas heridas considerables, y si, han curado muy bien. Se pondrá usted bien. ¿Qué me dice de su hombro? ¿le duele? ¿no? Bien. Mañana le visitará un neurólogo. Las radiografías sugieren que usted se dio un buen golpe en la cabeza contra el jeep, debemos de proceder con cautela. Los golpes en la cabeza pueden ser peligrosos. Pero si tuviera que apostar, apostaría a que usted se pondrá bien en un periquete, señor Conley.”

“Llámeme Jack, por favor. Dígame doctor, y perdone que se lo pregunte, ¿pero ha perdido usted a algún ser querido recientemente?

La cara del medico se puso tan blanca como su bata.

“¿Qu-Que? ¿ha hablado usted con la enfermera?”

Jake miró al doctor con preocupación. “No, en absoluto. Solo- puedo sentir su dolor.

“¡Dios mío! ¡Perdí a mi hija hace un mes, tenía seis años!”.

El parecía como si quisiera decir algo más, pero se contuvo- este tipo no le tocaba nada. El no quería compartir su dolor con un extraño. El medico cortó su visita de raíz y con cara de circunstancias, dejó a Jake Conley para que le hiciera efecto el calmante

Mientras salía de la habitación, con un nudo en el estomago, repasó la conversación que acababa de tener. Si el paciente no había hablado con la enfermera Ashdown, ¿como era posible que conociera a Alicia? El doctor Wormald no tuvo tiempo seguir hablando en voz alta consigo mismo porque la novia del paciente le interceptó y le bombardeó a preguntas.

Todo lo que puedo decirle era en que condición física se encontraba Jack. Pero lo que a ambos les preocupaba, por diferentes motivos y sin ninguna duda, era el estado mental del paciente.

 

Capitulo 2 

York, Reino Unido, mayo 2019

En la opinión profesional de la doctora Gillian Emerson, la agresividad de su paciente, Jake Conley, era simplemente debida aun escudo defensivo para protegerse a si mismo debido a su condición tan vulnerable. El estaba recobrándose de un accidente muy serio, y la separación de su novia, si ella había entendido bien, era por lo que había derivado en un cambio de personalidad. Como respetada sicóloga que era, ella no tenía problemas en tener que lidiar con la agresión, pero el cambio de personalidad la intrigaba, para ser honesta, la excitaba. Ella tenía los informes médicos ante si mientras esperaba la hora de su cuarta sesión. La doctora Emerson los había leído y releído. Todos los informes coincidían en que no había habido ninguna complicación física, pero eran unánimes en cuanto el aumento de la agresividad y los cambios de humor. Su sufrida novia le había dejado, aunque la psicóloga comprendía la presión a la que había estado sometida.

Aquí estaba un hombre indiscutiblemente guapo, inteligente, sensible- si, ahí estaba el problema: el era ahora hipersensible, una persona hipersensible de veintinueve años, que había abandonado un puesto en el prestigioso departamento de historia de la universidad de York en favor de perseguir una quimera. Todo el que se lo proponga, puede escribir, dijo la doctora Emerson para si misma, pero escribir algo bueno, un best seller, eso era otra cosa. Si vivir su sueño era lo mejor para el estado de Jake, eso era ya harina de otro costal, y algo que ella pensaba discutir con el en cuanto entrara por la puerta de su consulta.

Entonces el entró en la consulta y sentó de manera inesperada y dándole una encantadora sonrisa confesó, “Cuando mi medico me hablo de usted, debo admitir que yo era reticente. Solo el pensar que una psicóloga me considerara un caso me daba mucha rabia. Supongo que el que Liv me dejara me dio el empujón que necesitaba. Pero después de todo lo que ha pasado, me alegro de estar aquí.

El había captado su atención, se dio cuenta por su lenguaje corporal. Ella se inclinó hacia delante en su sillón, levantó una ceja y le preguntó, “¿Qué ha pasado últimamente Jake?”

Habían pasado tantas cosas que el describiría como extrañas, ¿porque no empezar por las mas recientes, las que tenía mas frescas en su mente? Su semblante moreno y bronceado, que resaltaban sus ojos verdes tomó una expresión de perplejidad, lo que hizo que a la doctora Emerson le picara la curiosidad.

“Bueno, pues muchas cosas, para ser sincero, como lo que me ha pasado esta mañana, caminando hacia aquí… un completo extraño, no un vagabundo ni nada de eso, quizás era un hombre de negocios, llevaba un traje… camina hacia mi y empieza a soltarme todos sus problemas, como si yo fuera un sacerdote o, con todos los respetos, un loquero… o su mejor amigo. Nunca le había visto antes en toda mi vida. Quiero decir, no ha sido algo normal, era un completo desconocido. ¿Por qué a mi? ¡Vamos doctora!, míreme, no tengo una columna de consejos en el periódico, solo soy una persona normal.”

Gillian Emerson sonrió a su guapo paciente. Ella no le describiría como normal, pero entonces, ella no sería insensible a los encantos masculinos.

“¿Es así como usted se describe?, ¿Cómo un tipo normal?”

El frunció el entrecejo, pero poco después… estoy confundido, no se si soy yo el que ha cambiado o es el mundo el que me ve de una manera diferente…o ambas cosas.

Se le apagaba la voz, y se quedó observando a la piscología con una mirada que ella interpretaba como una desesperada petición de ayuda.

“Probablemente tienes razón. ¿De que manera has cambiado?”

“Para empezar, capto las emociones de otras personas muy rápidamente. Algunas veces, me siento sin fuerzas cuando estoy rodeado de la negatividad de algunas personas, y estoy a punto de darles un tortazo en la cara a los mas dramáticos; no puedo soportar estar cerca de ellos.”

La doctora Emerson anotó algo en su cuaderno, y le sonrió para animarle a continuar.

“También estoy teniendo algunos sueños bastantes perturbadores. La otra noche… el miércoles…bueno, yo no lo llamaría un sueño, era más como una…una…visión. Me vi a mismo saltar de la cama, descorrer las cortinas, y ¿adivina? Ahí estaba ese coche, el deportivo rojo estrellado contra un muro al otro lado de la carretera, la gente se amontonaba para ver que había ocurrido, entonces vino un coche de policía con las sirenas azules puestas y una ambulancia. Después el jueves por la noche exactamente a la misma hora, hubo un golpe, como si hubiera explotado una bomba. Salí de la cama, descorrí las cortinas, y oiga doctor, incluso ahora mismo que se lo estoy contando, se ponen los pelos de punta, yo ya sabía que era lo que iba a ver…todo estaba allí, exactamente la misma escena, como una película que se repite. ¿Sabe? Dos chavales jóvenes habían tomado la curva demasiado rápido, perdieron el control, y cruzaron la carretera hasta estamparse contra el muro- ambos murieron: ¡muertos con veinte años! ¡ostia puta! Y yo sabía que eso iba a suceder veinticuatro horas antes. ¿Pero que podía haber hecho yo por evitarlo? ¿Qué soy, un friki?”.

“Por supuesto que no”, sonrió ella, aunque ella pensaba que lo que le acababa de contar era algo perturbador. “Las premoniciones son un fenómeno común, sobretodo las que predicen tragedias y les suele suceder a sujetos muy sensibles”.

¿Por eso me pasa esto? ¿por ser sensible? Podría vivir sin ello, se lo aseguro. El saber cuando va a pasar antes de que pase. Me tiene asustado, doctora”

Ella se rió. “Bueno puede ser útil en algunas ocasiones”

“También esta esa extraña sensación que sigo teniendo entre las cejas”.

El se tocó la frente con el dedo índice en alto de la cabeza. “Es como un dolor sordo, y me pasa cuando tengo pensamientos espirituales. Empezó cuando estudiaba las distintas religiones, ya sabe, el budismo, cristianismo, hinduismo- como de las que no se nada, al menos, no sabía nada. Pero este extraño sentimiento, es lo que llaman “el tercer ojo”, ¡parece que son, mis chacras que se están abriendo!

El se mordió los labios, parecía pensativo, y se quedo mirándola con cara de desconcierto. Ella miró a su reloj de pulsera, anotó algo, y esperó, pero cuando el la continuaba observando sin decir nada, ella dijo “¿sabes que hay una explicación física para todo eso, Jake?”.

“Lo ideal, hubiera sido que el hubiera hecho un esfuerzo por explicarse, pero en lugar de eso, el siguió observándola, de manera silenciosa. Ella rompió el silencio.

“No es nada nuevo que haya un despertar psíquico después de un trauma. Has recibido un tremendo impacto en la cabeza, y afortunadamente has salido físicamente ileso, pero ya sabes, el cerebro es un órgano muy complejo- los científicos aun no saben como funciona en su totalidad. ¿Quién puede decir que ese golpe no haya despertado algo?

“Entonces ¿soy un friki?”

La psicóloga sonrió. “No eres un friki si no alguien que tiene acceso a partes de su cerebro que a la mayor parte de la humanidad le son negados. Ya sabe, es probable que el llamado hombre primitivo pudiera usar una parte de su cerebro que nosotros no podemos. Piensa por ejemplo en la técnica de encontrar agua golpeando el suelo con un palo, o como pudieron ser capaces de ver el aura, etc.”

“¿Estas diciendo que soy primitivo?”

Ahora el se estaba burlando de ella, ella pensó: es una pena que mi código ético-profesional me impida flirtear- el le gustaba. “No, pero digo que no estas loco, Jake. De hecho, hay un eminente neurólogo cognitivo, Abraham Spark, de la universidad de Londres, que ha escrito varios ensayos al respecto. El lo llama sinestesia, lo que significa básicamente que al cerebro se le cruzan los cables y mezcla los sentidos. La sinestesia afecta únicamente alrededor de al cuatro por ciento de la población. Jake ¡eres sinestesico! Algunos pueden ver ciertos colores cuando escuchan música o oler algo que en realidad no esta allí cuando sienten ciertas emociones. Esta condición es causada por conexiones entre partes del cerebro que otra gente no tiene, y puede haber sido causada por el golpe en la cabeza. Me parece que es lo que te ha ocurrido al tener el accidente. Ya ves Jake, hay una explicación racional para tu estado mental actual. Voy a llamarle Síndrome Psíquico Adquirido, una nueva categoría de sinestesia. Siendo prácticos, debemos de buscar soluciones para que puedas sobrellevarlo mejor”.

“¿Se refiere a medicinas, doctora? Me mata el tener que tomar píldoras”.

“Bien, porque me mata el tener que recetarlas. No, quiero decir que debemos encontrar una solución, sin ayuda de medicamentos que pueda ayudarte”

“¿Cómo cual?”

“Veamos, me dijiste que te gustaría escribir una novela. Cuéntame más sobre ello”.

“Me especialicé en historia medieval en la universidad; mi profesor quería incluso que yo me quedara para investigar la era anglosajona. Es una época que me encanta. Quiero hacer una novela que transcurra durante ese periodo.”

“¿Tienes un plan para el libro?”

“Mas o menos”.

“¿Tienes que seguir investigando?”

“Si, pero me ha interrumpido todo lo del accidente. Incluso he cambiado mis hábitos alimenticios.”

“¿De verdad?”

“Si, es como si hubiera aborrecido la comida basura. Solo me apetecen ensaladas y cosas saludables. Hamburguesas con patatas fritas- ¡que asco! Y el kétchup menos aún.

“Interesante. Antes del accidente, ¿tenías más hobbies además de la historia?”

“Me encanta el senderismo, dar vueltas por ahí buscando viejas iglesias campestres”.

“Muy bien. Creo que a mi también me gustaría hacer eso, si tuviera mas tiempo. Escucha Jake. ¿Por qué no combinas tus aficiones? Creo que te haría mucho bien.

¿Qué quieres decir?”

“Piérdete en la naturaleza. Haz trabajo de campo para investigar para tu novela. El aire fresco te ayudara a que fluya tu creatividad.”

Sus ojos verdes claros se encendieron como una bombilla. “¡Gran idea doctor!” no se me había ocurrido hacerlo.

A pesar de sus intuiciones, Jake no predeciría las transcendentales consecuencias de esa decisión, y la doctora Emerson tendría que reevaluar su valoración de “hacerle mucho bien”. Ella se preguntaba si debía de llevárselo a Helsinki, donde la prestigiosa unidad de investigación cerebral le hubiera cedido un escáner para estudiar que parte del cerebro se le iluminaba y bajo que estimulo. Sería darle un capricho a su curiosidad científica más que intentar ayudar a Jake, y simplemente confirmaría su diagnostico, del cual ella estaba completamente segura.

Simbiosis

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El Cautivante Conde

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